Seguimos por la Asturias Mágica (III)


Salgamos bien por Colombres, o bien por la Franca, se ha de tomar la carretera de Tresgandas, y tomar el Camino de Santiago que va pasando por encima del río Cabra, camino de la solitaria Venta de Santuiste, ante la cual se levanta el castro o Castrón de Santiuste. En la Venta descansó el patricio Jovellanos en 1791. Frente a ella se ubican los espectaculares bramadorios de Santiuste.


El Camino de Santiago va por la vertiente norte de la Sierra Plana,, y nuestro camino el ya mítico E-9 tras cruzar el río Cabra, hace un giro y sube por la vertiente sur, pasando por los lugares de Tobíu y LLavadero, abandona el GR la cómoda pista y se enfrenta a unas penosas pendientes en dirección Noreste, para luego ir virando paulatinamente hacia el Oeste y ganar el cumbral de la sierra y poder cruzarla en casi toda su dimensión. En el cumbral de de la sierra se hallan los túmulos de la Borbolla, también conocida como Sierra de Vidiago.


A lo largo de toda su longitud (8 km de longitud y 1 km. de anchura) se esparce la necrópolis megalítica de finales del paleolítico que cuenta con unos cincuenta túmulos con un estado de conservación muy diverso. Los tumulus son sepulcros bajos y en tierra y a veces se refiere el término a muy diversos tipos de tumbas. En todo caso, la imagen original de estos enigmáticas arquitecturas funerarias con su frecuentes corazas pétreas, estelas hincadas y otros elementos monumentales, distaría muy mucho de la discreción en la que hoy se hallan sumergidos, que en general han sido devorados por la vegetación y el vandalismo. En la Borbolla se cuenta con algún túmulo enigmático como el de Las Campillinas.


De nuevo un importante hito en el camino. Un lugar sagrado, un enterramiento dominando de nuevo la vereda. sacra. Desde lo alto de la sierra podemos divisar buena parte de la ruta recorrida, y la que nos queda por recorrer, espectáculo que no merece la pena perderse, sobre manera el valle que queda a nuestra izquierda el llamado Valle Oscuro, cuya singularidad y belleza dejaremos para mejor ocasión


Llegamos al entronque con la carretera que viene de Pie de la Sierra y viramos a la derecha para emprender ya por asfalto una desenfrenada bajada hacia Buelna.


En Buelna penetramos tras cruzar de nuevo la Nª 634, a la altura del palacio de los Mier, de este pueblo fueron renombrados oriundos dos hermanos: un Arquitecto y un Maestro de Obras, los Bustamante Bárcena, uno diseñó el puerto de San Vicente la Barquera, y el otro dirigió la obra de la Iglesia de Alles (Peñamellera).


El Camino de Santiago desde esta población va casi paralelo a la carretera nacional y la local que entra hacia Pendueles, por otra parte el GR E-9 va en dirección a predios más tranquilos y lúdicos, pues busca el rumor ddel litoral, visitando casi todas las calas, cumpliendo así la máxima de “conocer el paisaje y el paisanaje” y más si el personal está en bikini o nudismo playero.


Entramos de forma plácida y entretenida en Pendueles, que se formó como Ayuntamiento Constitucional en 1820 en época de Riego, del que ya hemos hablado; en tan distinguido lugar que pronto reconoceremos por sus edificios encontramos la iglesia parroquial dedicada a San Acisclo.



El patricio Jovellanos que también hizo un recorrido por estas tierras nos dice lo siguiente: Que fue una fundación de Flaino (laín) y Todisla, cerca de la Era 1.038, y que es la única de esta advocación que está cerca del mar. San Acisclo se pronuncia y se lee San Tocillo en lengua vulgar de Asturias.


¿Quién era este santo de nombre tan castellano? San Acisclo era hermano de Santa Victoria, y ambos eran nacidos en León; al quedar huérfanos fueron llevados a Córdoba huyendo de la persecución, donde fueron recogidos por una dama que profesaba el cristianismo. Siendo jóvenes llegó a Córdoba el gobernador romano Dión que impuso en la ciudad la pena de muerte a los que no adorasen a los dioses. Victoria y Acisclo confesaron públicamente la fe de Cristo, siendo por tanto martirizados. Fueron sometidos al fuego y luego sumergidos en el río y como salieran con vida de estos suplicios, Acisclo fue degollado y a Victoria le fueron amputados los pechos y cortada la lengua y finalmente asaeteada. Ocurrió esto el 17 de noviembre de 313, fecha en la que la ciudad de Córdoba y muchos otros pueblos, entre ellos Pendueles venera al santo.


Cuando rastreamos de donde sale dicho nombre nos encontramos que proviene de acisculus: pico de picapedrero, que a su vez proviene del latín ascia: hacha, azada; y este del indoeuropeo ak: punta. Dándose la casualidad de que con este nombre se designaba a los canteros. Esos constructores que jalonan el camino de mensajes en iglesias, bailías y lazaretos que para nosotros son de naturaleza críptica, pero que el iniciado de la época, tales mensajes constituían el libro de la sabiduría, el saber itinerante que los Maestros Constructores iban legando como huella de su sapiencia.


Este paradigmático San Acisclo lo encontramos a su vez en las cercanías de Jaca, en Oturia –"oro en lo alto"–. y se le relaciona con el Grial que según la leyenda él mismo había traído y custodiado largamente en Oturia.

Echamos un vistazo a los posibles mensajes que nos han podido dejar los hermanos constructores en la iglesia bajo la advocación de un guardián del grial, tal y como describen Maria Cruz Morales y Emilio Casares en su libro:

“En general son restos románicos, destaca una portada apuntada y ligeramente abocinada con cuatro arquivoltas que descansan sobre unas molduras corridas, resultado de la fusión de los primitivos capiteles independientes. Estas molduras conservan todavía la distinción entre el capitel y los codillos pero la decoración se hace ya en forma de una faja continua. En la izquierda esta decoración es floral con hojas de parra y racimos alternantes y en la derecha una rama de parra de la que cuelgan también hojas y uvas alternadamente, terminando en un figura humana estilizada con un mazo en la mano. En las impostas , el pez y el pan y el vino y una cruz, en la derecha, en la izquierda dos dragones.[1]


Parece como sin faltaran partes de esta construcción medieval de la cual solo tenemos un parcial mensaje, y por tanto se nos hace rara esa simbolización de un producto tan escaso como raro en Asturias, salvo que los interpretemos como mensajes, puesto que constituyen dos elementos presentes en el alimento espiritual: la gnosis y el espíritu, tal como los entendía San Clemente de Alejandría: “El vino es la pan lo que la vida contemplativa y la gnosis son a la vida activa y a la fe”, alimentos que son compartidos por los hermanos en todo banquete ritual, a modo de una última cena..


Victor Guerra


[1] Maria Cruz Morales y Emilio Casares. El Románico es Asturias (zona Oriental) Ediciones Ayalga 1977.

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