LOS SIMBOLOS DE SELLAÑO



Con la aparición del nuevo libro de Masonería en el Oriente de Asturias que publica masonica.es ; abordo en tal publicación la famosa casa pongueta de Sellaño y sus símbolos masónicos, pues constituye el más preciado patrimonio masónico que existe en Asturias.


Tenía ganas de que tal casa estuviera por primer va vez recogida en un texto, y ha sido a través de este trabajo como se ha conseguido.

Ele dejo con una parte del capítulo que dediqué a la Casa masona de Sellaño.

LOS SIMBOLOS MASONICOS DE LA CASA DE SELLAÑO (PONGA) Capítulo VI del Libro LA MASONERIA EN EL ORIENTE DE ASTURIAS.

Encontrar grabados simbólicos dedicadas a la masonería es algo extraño, al menos en Asturias, no quedan los mudos testigos de la presencia masónica sobre manera en los cementerios como los del Sucu en Gijón donde se puede ver la eterna morada el francmasón Enrique Villar Valdés, del que ya hemos hablado en este libro, como su lápida está adornada con un compas y un escuadra, que pasó inadvertidas para las razias franquistas perseguidores de todo lo que sonase a masonería.
A su lado, de Enrique Villar se puede contemplar la exquisita desnudez neo-masónica de la tumba de Rosario de Acuña, que junto con el pequeño mausoleo que se halla en el Cementerio de San Salvador de Oviedo, a la memoria del franc-masón Juan Ríos, es casi todo lo que nos queda sobre símbolos masónicos, salvo el compas y la escuadra que hay en una casa-finca de Argüero que data de los años 60.

Como complemento a todo ello tenemos el gran lienzo de símbolos masónicos que se hallan en una solitaria casa del Concejo de Ponga, concretamente en el pueblo de Sellaño, situada a la par de la carretera que sube hacia la capital del Concejo, San Juan de Beleño.

Ponga, es un Concejo, o término municipal, perteneciente al llamado área sureste de la región, y como tal limita al norte con los concejos de Piloña y Parres; al este con el montañoso concejo de Amieva y la provincia de León, al oeste con los concejos de Caso y Piloña, y al sur su frontera es totalmente lindera con la provincia de León. El concejo tiene una extensión de 205,98 km2, siendo su población aproximada de unos 759 habitantes, y sus principales núcleos de población, que se ubican en los rellanos montañosos como la capital, son San Juan de Beleño y Sobrefoz, u otros que se ubican en los fondos de los cauces fluviales como Sellaño.

Para adentrarse en el Concejo de Ponga, solo hay dos carreteras de comunicación la AS-261 y la AS-339, la primera la comunica con Cangas de Onís a través del Desfiladero de los Beyos, y la segunda con el Concejo de Piloña y la carretera nacional 634.

Estamos hablando de un concejo eminentemente ganadero, con florecientes recursos turísticos que le aperturan, desde hace un par de décadas, al mundo turístico al cual llega como excelente paraíso lleno de contrastes, es un entorno salvaje aledaño a los míticos Picos de Europa.

En ese bucólico, a la par que agreste contexto, tan singular como aislado, encontramos según se sube por eje que va de Cangas de Onís (Desfiladero de los Beyos) hacia el Puerto de Pontón un ramal que sale por la derecha, dirección a San Juan de Beleño tomando de este modo la carretera AS-261. Seguimos por ella unos cuántos kilómetros y cuando entramos en el Concejo de Ponga, por el pueblo de Sellaño, en el lugar denominado Pardorio, podemos ver una extraña casa que en parte rompe con el urbanismo circundante, aunque no llega a constituir la genuina expresión de la arquitectura indiana que tanto ha caracterizado a otros concejos, como el propio Cangas de Onís o LLanes. En este caso en concreto estamos ante una modesta casa de Indianos, muy similar a otras que hayan desperdigadas por la zona, tanto en estructura y materiales, y emplazada al pie de la carretera AS- 261.

Es la primera casa, antes de entrar en el pequeño núcleo de casas de Sellaño, pueblo que además constituye eje de encuentro con otra carretera que viene de Infiesto, otro de los grandes centros emisores de emigrantes hacia Cuba, entre los cuales encontramos bastantes masones.

Descripción de la casa.
La casa en cuestión es un edificio casi cuadrado, de unos 11,30 mts., de fachada por unos 10,50 mts., de fondo, construido en el saliente de la ladera en la que se empotra, presentando menor altura en la parte del fondo. Es una casa de dos alturas, y un desván con buhardilla. Su fachada principal orientada al Sur está dividida en dos por medio de una franja de piedra labrada de caliza, dicho material muy bien trabajado remeta además los esquinales de la casa y los dinteles de los huecos: ventanas, puertas y balcones.

La fachada principal como antes exponía está orientada al Sur, y presenta una composición simétrica con seis huecos, tres en la parte de abajo, constituyendo el hueco del centro la puerta principal, y dos laterales, a modo ventana enteriza o puertas que puede estar en relación con el uso que se le dio a la casa de tienda y posada.

Los quicios de los huecos están rematados por piedra labrada tanto los verticales, presentando los quicios superiores unos lienzos más artísticos en los cuales se insertan los símbolos que adornan la construcción.

A su vez, en el piso superior por encima de la cenefa de piedra labrada que marca la división de las dos alturas, hay otros tres huecos a los cuales se adosan unos pequeños balcones todos iguales, con saliente de piedra y con cerramiento a modo de barandilla y cerramiento de forja, y cuyos huecos coinciden en el eje y dimensión con los de planta baja.

La fachada occidental tiene dos huecos que coinciden con el piso superior, y una ventana más baja, situada en la planta inferior y medio tapada por tierra de ladera del prado en que se empotra la casa. La facha oriental presenta parecidas formas aunque se denota como una especie de terraza que no sabemos si fue un añadido posterior que modificado todo la estructura en ese costado de la edificación. La parte trasera solo cuenta con una pequeña ventana.

Estando las tres fachadas comentadas exentas de adornos simbólicos, no así los dinteles de los seis huecos de la fachada principal, tanto los de la parte superior como la inferior, los cuales presentan una serie elementos simbólicos de matizado carácter masónico, con mezcolanza de otras culturas simbólicas y herméticas que constituyen todo un lienzo simbólico, que singulariza tal edificación como única en Asturias.

Hasta me atrevería a decir que es la única casa que existe en España con esas características, conocemos algunas construcciones donde se deja ver la simbología masónica, pero en general esta queda reducida a la presencia del Compás y la Escuadra y algunos elementos más, pero en este caso estamos hablando de una extensa simbología presente en toda la fachada.

Una vez contemplado en panorámica todo el lienzo podemos decir que estamos ante un trabajo de diseño simbólico importante, con una realización que demuestra el trabajo desarrollado por el cantero o el tallista de la piedra importante, pues si bien hay elementos que presentan un tallaje excelente, hay otros elementos como la mano y su pulsera, que presentan toda una perfección en el desarrollo de los trabajos de cantería, y estamos hablando de principios de siglo…

En cuanto al interior de la casa parece que en su día hubo pinturas y dibujos, pero hoy no queda rastro de todo ello, ya que fueron levantados dichos estucos, y de nuevos rehechos con otros morteros, perdiendo de este modo la posibilidad de conocer el complejo legado simbólico que nos quería trasmitir el propietario.

Personalmente desde que conocí la existencia de los símbolos de la Casa de Sellaño, ya son varias las visitas que he realizado, no he parado de darle vueltas a una serie de preguntas: ¿Porqué alguien- su dueño evidentemente- quiere dejar tan a la vista unos símbolos de esta naturaleza si se parte de una cierta discreción en cuanto a los temas masónicos?

Queda claro, que estamos ante una casa construida en 1902, aún quedaba lejos la barbarie franquista, aunque al propietario no debía pesarle el tema de la culpabilización de la pérdida de las colonias, cuya losa arrastró y arrastra la masonería desde entonces, como para impedirle dejar patentizada su membresía o inclinaciones.

Por otro lado todo surge otra pregunta: ¿Por qué dejar todo ese lienzo de símbolos en la fachada? Que quería demostrar o mostrar Fructuosos Pandavenes Toribio, con esa impresionante pizarra simbólica?, Además en una casa aislada, por más que la casa sea parte del pueblo de Sellaño.

Lo cierto que se puede entender el furor y estupor que debió causar tales símbolos en el entorno más inmediato, aunque a este respecto se registra un opaco silencio en los medios escritos de la época, pues nos hemos encontrado ninguna mención a la traza de dicha exquisitez simbólica, por no venir es que tale símbolos no están recogidos en los anales patrimoniales del arte de la zona oriental de Asturias

Puestos a especular sobre tal existencia tal vez toda esta exposición de heterodoxia por parte del propietario de la casa de Pardorio, Sellaño, pueda venir en contraposición con la preponderancia eclesial que se vivía en el Oriente de Asturias, que tenían todo un paragón en esos momentos, pues el 7 de septiembre de 1901 decía una noticia “que con gran magnificencia ha tenido lugar la ceremonia inaugural del nuevo templo (Covadonga) presidida por el señor Obispo de Oviedo. Con exactitud se llevó a cabo el ritual, con la bendición del agua y la sal depositadas en al altar mayor. Mañana tendrá lugar la Misa Pontifical, signo de inauguración con su sermón a cargo del Obispo de Tuy”, en contraposición se levantaba en esos mismos tiempos, la Posada de Pardorio, en la que se quedaban algunos curas de la zona en tanto que carecían de casa curial, un mansión con un cariz totalmente heterodoxo que expresaba muy bien el librepensador Fructuoso Pandavenes.

El Propietario de Pardorio (Sellaño).

Don Fructuoso, cuyo apellido toman del pueblo ubicado entre Piloña y Ponga, en la caída piloñesa de Fontecha, nace el 21 de enero de 1855, y su nombre y apellidos son: Fructuoso Pandavenes Toribio, aunque este último apellido apenas si lo usó.

Gracias a las informaciones de los señores Ángel Pandavenes y Nacho G. Pandavenes y María Jesús Villaverde, lo que era todo un misterio ha empezado a tener rostro, aunque los años han hecho correr una espesa cortina de silencio y olvidos, amén de que al no vivir ya nadie en la casa desde hace años, y sin que apenas queden familiares directos en el pueblo, pues queda un nebuloso recuerdo con relación a la construcción de la casa y de sus moradores, tanto por los habitantes del Concejo como por parte de los pobladores del Sellaño, escuchándoles cuando se les pregunta por la casa de Pardorio, hay como una inexplicable leyenda en la que se mezcla realidad y fantasía, si a ello unimos que hay una novela que en parte rememora algunas cuestiones, pues como diría un castizo esto es el acabose.

Se sabe que la casa la mandó construir Fructuoso Pandavenes, el cual estuvo como emigrado en Cuba, y que trabajó en varios colmados hasta terminar en la fábrica de tabacos del catalán José Gener Batet, nacido en L’Arboç del Penedés el 30 de nombre de 1831, emigrado también a Cuba por mandato de su padre para que trabajara con uno de sus tíos, tras unos años de trabajo duro entre 1850 a 1865, quince años de vida intensa, aprende todo lo necesario sobre el tabaco, para proceder a la compra la finca del Hoyo de Monterrey en San Juan y Martínez, Pinar del Río, donde edifica su casa a la entrada de esta propiedad, utilizando maderas nobles, casi todas de caoba de Cuba, y la decora con cerámica traída Barcelona y Lousiana.

Víctor Guerra

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