El Semanario “ La Verdad” y su pieza capital: Juan Fernández Llana

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Sobre mediados del año 1889 aparecen ya en la cabecera los nombres de dos de sus responsables: José María Villanueva y Fernández Llana, este último  como Redactor Jefe.

Juan Fernández Llana[1], de simbólico “Fernández de Córdoba”, es como decía “El Españolito” uno de esos casos que tanto llama la atención, puesto que su importancia dentro del republicanismo es primordial, y sin embargo cuando su nombre apenas si se encuentra nada más que unas breves líneas en algunos textos. Su biografía se aborda desde el seguimiento en prensa que nos aporta la peripecia vital de muchos de los personajes astures que pululan por nuestra historia regional

Por esa búsqueda en diarios y semanarios, sabemos que este activo abogado nació en Oviedo en 1865, que fue Decano del Colegio de Abogados en dos elecciones, que ejercía de periodista liberal y republicano, y que actuó como director en 1902 del Eco de la Exposición, Es autor así mismo de una Monografía sobre el Concejo de Corvera publicada en la Revista Asturias de Bellmunt y Canella.

Pero su periplo más vital lo vamos a encontrar en el semanario La Verdad donde hallamos a este inquieto francmasón realizando las funciones de redactor jefe, y además ocupándose de relatar desde, un banquete masónico o informando de los trabajos realizados durante el año por su logia, o versificar un largo poemario a la memoria del ilustre general Villacampa, en la tenida fúnebre que la logia celebró el 23 de marzo de 1889.

Es un ejemplar secretario y uno de los mas activos militantes del partido zorrillista de Oviedo, y por tanto es fácil hallarle en varios actos y mítines políticos. Participó, así nos lo relata Constantino Suárez:
“En el movimiento revolucionario que derribó el trono de Isabel II (1868) y más tarde cooperó con la implantación de la 1ª República (1873). Desde entonces parte de su renombre de orador y publicista, iniciado esto último con la fundación del periódico ovetense El Eco de Asturias, sin perjuicio de mostrarse un excelente combatiente a favor de los ideales republicanos”.

De esta elocuente forma se expresaba Fernández Llana en un mitin en la Cuenca del Nalón, donde participaba junto a Melquíades Álvarez:

“Sed libres felguerinos que para eso sois republicanos. Si encontráis por medio un cacique, inutilizarlo, que si los medios pacíficos no bastan para la conquista del derecho, ya lo sabéis; con trincheras y barricadas se conquista la República.”[2].

Este apoyo que entregó primero a Nicolás Salmerón y luego a Melquíades Álvarez en su proyecto reformista no se vio recompensado como deja traslucir la crónica de El Españolito:
Prestó entusiástico apoyo al movimiento republicano promovido por Melquíades Álvarez, contribuyendo no poco al encumbramiento de éste. Parece que disconforme con las rectificaciones en la orientación de este movimiento y dolido de las ingratitudes cosechadas como premio al esfuerzo, se mantuvo alejado de la política en los postreros años”.

Fernández Llana va a recibir como militante librepensador fuertes presiones por parte del Obispo Martínez Vigil, que el abogado ovetense se pasa poco menos que por el “arco del triunfo” puesto que por su posición y su situación en la Orden, como activo francmasón que asiste en varias ocasiones a las Grandes Asambleas de la Obediencia, celebradas en 1889 y 1890, y en las que aparece como un gran defensor de las posturas anticlericales, poco daño le podía hacer el obispo.

Hay que tener en cuenta que en sus manos tenía un arma arromadiza como el semanario masónico y republicano, que hacía un fiero seguimiento a la curia asturiana, tanto del obispo Martínez Vigil, como a otros eclesiásticos, a través de la sección titulada Verdades, en las que realizaban toda una labor de seguimiento al clero asturiano en sus “andanzas y mandangas”, poniendo en solfa las debilidades y usuras de los ministros de la iglesia católica, amén de realizar un férreo marcaje al Obispo Martínez Vigil, al que no dudan de poner de chupa dómine, dado que este tenía montada toda una liga antimasónica que puso en más de una ocasión, en peligro a la propia logia Juan G. Río, debido a las múltiples presiones habidas.

Como ejemplo veamos un suelto titulado “Verdades” publicado en el nº 114 se hace esta advertencia:
“A Ciprianín el de Nava, curiosín jesuita, sigue tu camino y deja tranquilos a los masones, sino quieres que te den un disgusto ¿Qué te importa si oyen o no misa, si confiesan o comulgan o no lo hacen.... [...] Ya sabes que te conocemos, bien, pillín que estamos enterados de lo bien que finges, que te queremos mucho y por eso te aconsejamos”[3]

La aparición de este semanario en los ámbitos de la investigación masónica y política es trascendental, puesto que aporta una visión distinta sobre el mundo político y religioso ovetense, ya que son muchas las referencias a personas y organizaciones que citan en sus artículos y van desde la propia iglesia asturiana y a sus párrocos, y al quehacer de los jesuitas, a los cuales les dedica su buena ración de crudos artículos y críticas referencias.

Como cara pública de todo ese proyecto editorial tenemos a Juan F. Llana, que en 1908 se le nombra Ilustre Proyector del III Centenario de la Universidad de Oviedo y deja como obra escrita Memoria de los trabajos académicos de 1880 a 1881 de la Universidad de Oviedo, 1881; y Los Pastos de la dehesa de Valgrande. Pleito entre Lena y Mieres, 1907.

Fernández Llana va entrar en masonería vistiendo como es preceptivo el mandil de Aprendiz Masón, se inicia en la logia Nueva Luz, de Oviedo y adopta el simbólico de Fernández Córdoba.

En dicha logia está muy poco tiempo, pues pronto pasa a ocupar su puesto en los bancos de la logia Juan González Río, donde se le halla entre los años 1888 y 1890[4], que son las fechas de los cuadros lógicos que quedan como legado documental de dicho taller, y donde está inscrito con el cargo de Orador, y con el grado Maestro Elegido de los Nueve ( 9º) del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. (REAA).

En esos mismos tiempos en la logia Juan González Río, cohabita con buen parte de los hombres que conforman el grupo zorrillista dentro d el masonería. La membresía del taller es y la conforman hombres como Cristóbal de la Torre, José María Estrada, José Villanueva Manuel Álvarez Pintado, Benigno Bances, Alejandro Nespral. Braulio Vigón, el zapatero socialista Juan Neponucemo, Silverio Álvarez de la Escosura, Manuel del Truébano y así hasta completar un listado de 87 miembros. Nombres algunos de ellos, que luego vamos a encontrar en el seno de la administración local y en los Comités Republicanos.

Fernández Llana, fallece en diciembre de 1914.

Pero antes de cerrar el  capitulo enterrando a Fernández LLana , creo que merece la pena posar la mirada en este curioso e importante personaje del cual casi andei ah escrito nada.

Juan Fernández de la Llana, es un acreditado abogado ejerciente en Oviedo “ con fama de republicano radical, y como tal le encontramos en las filas zorrilistas”.
¿Pero quién es este olvidado personaje? Su figura cobra sentido porque va a ser, nada más y nada menos, que el punto de unión y de fusión de varios proyectos socio- políticos.
Es una figura con la cual uno se tropieza muy a menudo, pero del que apenas se sabe nada tal y como dice el Españolito:

“ Hombre de extensa cultura jurídica y general, de pluma ilustrada y amena, de conducta social sin tacha. No obstante haber reunido condiciones suficientes para que la posteridad no le tuviese olvidado, se reconocerá por la lejanía del eco que produce su recuerdo que no parece se trata de un contemporáneo. Es poco lo que se ha escrito de él o, por lo menos, tan escasa las noticias adquiridas por nosotros a `pesar de la larga y minuciosa rebusca desarrollada, que no podemos dar como quisiéramos una información detallada de su vida”.
La primera noticia que yo personalmente tengo de Fernández de la Llana, me viene de mis trabajos de investigación sobre la masonería asturiana, en los cuales dicho personaje no tenía en principio una posición muy destacable, pues era un miembro más de la prestigiosa logia ovetense Nueva Luz.

Su figura empieza sernos primordial, como muñidor republicano, sin embargo cuando se rebusca su nombre en las escasas bases bibliográficas ovetenses, apenas si se encuentra nada más que unas breves líneas. Su biografía y andanzas, hay que abordarlas desde el seguimiento en prensa, que es el testigo mudo de nuestra memoria histórica, y es la que nos aporta la peripecia vital de muchos de los personajes que hasta estas páginas traemos.

Por esa búsqueda entre los amarillentos diarios y semanarios políticos asturianos, sabemos que este activo abogado nació en Oviedo en 1865, fue Decano del Colegio de Abogados en dos elecciones, y que ejercía de periodista liberal y republicano, actuando como director en 1902 del Eco de la Exposición, “desde el cual luchaba por el progreso regional”. Es autor así mismo de una Monografía sobre el Concejo de Corvera publicada en la Revista Asturias de Bellmunt y Canella.

En 1908 se le nombra Ilustre Protector del III Centenario de la Universidad de Oviedo, y deja como obra escrita: Memoria de los trabajos académicos de 1880 a 1881 de la Universidad de Oviedo, 1881; y Los Pastos de la dehesa de Valgrande. Pleito entre Lena y Mieres, 1907.

Florencio Friera, nos comenta que este abogado tenía buena posición económica l
o que le permitió llevar adelante varios proyectos, y articular diversas ayudas a figuras republicanas del momento, (Melquíades, Indalecio Prieto). Es posición de bienestar venía reforzadazo solo por su patrimonio sino también por su matrimonio con Teresa Pulido y Quevedo[1], “ligada a la familia avilesina Pulido, ligada al barco que hacía la carrera de las Américas, y de lejano parentesco con la novia conocida de Pérez de Ayala en Oviedo, Paz Pulido”.[2]

Tal vez esa vinculación indirecta con Avilés, es la que le lleva a participar en una tradicional sociedad literaria y gastronómica denominada "El Bollo", dirigida durante sus primeros años por el mismo y el periodistas de entonces: Florentino Mesa Arroyo.

Finalmente fallece en diciembre el 5 de noviembre de 1914. Parece que sus últimos años por diferencias con aquellos que ayudó aupar en la cúspide política y “dolido por las ingratitudes cosechadas como premio, se mantuvo alejado de la política en sus postreros años”.[3]

La figura de Juan Fernández de la Llana, la podemos ver reflejada y también confundida con otros perfiles como el Álvaro de Albornoz, Alejandro Lerroux y Melquíades Álvarez, -los tres reconocidos documentalmente como francmasones-, en la del personaje de D. Epaminondas en la novela de Ramón Pérez de Ayala de El Último Vástago. Novela de cinco capítulos seguidos de un epílogo, parte de la trama se corresponde a un domingo en la Asturias central, donde se celebra un mitin de propaganda electoral republicana.[4]


Texto @ Victor GUERRA. 


[1] GUERRA. Víctor: El Masón Juan F. Llana al Socaire de las visitas a Asturias de Nicolás de Salmerón. Comunicación presentada en el Congreso sobre: NICOLAS SALMERON y ALONSO (1873-1908) A propósito del centenario de la Unión Republicana)Almería 2 al 4 de abril del 2003
[2] PALACIOS, Francisco.: Caciquismo, lucha localista y revolución en el Langreo contemporáneo. Gijón, 1992.
[3] LA VERDAD. Oviedo Nº 114.
[4] Hay que tener en cuenta que los listados o “cuadros lógicos de las logias que poseemos de dicha época no son correlativos, hay grandes saltos temporales, por lo cual es difícil documentar el tiempo de estadía en las diferentes logias.
[1] Aquí debemos divergir de Constantino Suárez, que nos indica en su referencia hagiográfica que estaba casado con Maximina Pulido y García, y esta observación la pudimos sacar de la esquela que se publicó el día 6 del 12 de 1914 en El Carbayón. La aclaración a este pequeño entuerto viene de la mano de la genealogía de Fdez. de la Llana, recogido de la biblioteca del Padre Patac en el cual nos indica que primero estuvo casado con Maximina Pulido Quevedo con la cual tiene tres hijos: Maximina, Antonio y Juan, su mujer muere en 1898 y se casa en segundas nupcias con la hermana de su mujer: Teresa Pulido Quevedo, con la cual tuvo otros 3 hijos más: Teresa, Crisanta y Antonia. (Biblioteca Padre Patac Bª-FF 192-22.
[2] Florencio Friera. Ibidem pag. 456.
[3] Constantino Suárez:.: Escritores y Artistas asturianos. Oviedo 1955.
[4] Florencio Friera Suárez. obra citada .pag. 347 sgtes.

Comentarios

Mauricio Javier Campos ha dicho que…
Estimado Víctor:
Siempre estimulando la curiosidad de los buscadores de papeles. Me encantó tu artículo. Te cuento que yo estudio y analizo siempre el semanario Luz y Verdad (1900-1903), que era el órgano oficial de la Logia Luz del Sud, en mi ciudad. Es impresionante las coincidencias existentes entre estos personajes que pueblan sus páginas, políticos y hombres de letras, profesionales y cultos. Hombres de extrema garra para luchar por sus ideales y que marcan a la sociedad y su entorno.
En fin, parece que los masones de todas las épocas y zonas geográficas destilaban sus capacidades en forma similar, al contrario del panorama caótico de la actualidad.
Un afectuoso saludo.
Victor Guerra Garcia ha dicho que…
Estimado Mauricio: La Verdad de Oviedo, deshace bastantes tópicos como el poner de manifiesto muchas obras masónicas, convites, banquetes, y otras cuestiones; por otro lado la inclinación de los masones por el ala republicana bien de Py i Margal o de Ruiz Zorrilla
EN todo caso deja patente una coherencia de proyecto importante,

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